jueves, 5 de marzo de 2015

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Bailo y gozo con mi lujuria y mi lascivia como bailo y gozo con cualquiera de los paisajes de una sexualidad que es vibrante, dinámica y viva. El tantra baila y goza con cualquiera de los impulsos del cuerpo, sin ocuparse de lo que significan y los abraza amorosamente en el espacio infinito de la apertura del corazón. El tantra no desprecia ninguno de los aspectos y de las formas que asume el deseo, el instinto y la fuerza del sexo, sea este luminoso u oscuro, porque el tantra es cualquier cosa menos mojigatería. El tantra alimenta, nutre y aprovecha el fuego del deseo y lo eleva al espacio sagrado del corazón, donde el fuego puede arder eternamente, sin consumirse. Donde el deseo se vuelve profundo y puede reconocerse y descansar en su propia fuente.

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